Sólo hubo una decisión importante en mi vida. Elegí el pincel y no la azada.
A veces siento que me equivoqué...

lunes, 26 de abril de 2010

El sapo, la esquina y el japonés

Bajo una parra entre los mirtos, encontró Laura ayer un par de pequeños y ágiles sapos que me recordaron una poesía...





Dios es la simetría de un sapo
y sus ojos me buscan en la oscuridad
como una serpiente que buscase el corazón de la tiniebla
mientras un japonés atisba en la esquina
en la esquina cruel del poema
en donde las águilas se vuelven para mirar
y no encuentran sino la nada, mi única terrible compañera
la nada que se vuelve para mirar.





...de Leopoldo María Panero.

martes, 20 de abril de 2010

Cristiano supertoscano, la grappa y el Inter.



Cristiano, nuestro anfitrión, llegó casi el último, justo antes de que los treinta y nueve recién estrenados añitos de Quino y sus pastelitos hicieran su aparición con un estupendo blanco bajo el brazo. Tintofino está en el centro de la ciudad, entre calles estrechas, turistas en bici y vecinos que no han nacido allí. Es el encanto del Barrio del Carmen, un lugar poblado de soledades..
Una vez sentados y servido el primer vino empieza la discusión: que si lleva sauvignon blanc, que si le sobra madera...lo de siempre. Se crea en nuestras cenas algo extraño, próximo pero exigente, cercano y rígido a la vez, buscamos el olor y el sabor en estado puro, la esencia del vino, ser certeros y disfrutar de lo que bebemos, flexibles con la sensibilidad del de al lado pero tremendamente estrictos con la nuestra. Todo se hace espeso y gravoso en el segundo y tercer vino, (un Sagrantino di Montefalco), que no acaba de ponernos de acuerdo. El último tinto era un Ornellaia al que Gasparino le tenía ganas, un supertoscano con una composición típica del Médoc bordelés. Un vino grande, clásico y serio, de tanino algo rugoso y acidez perfecta. Un final bastante largo y unos aromas balsámicos que me recordaban a la corteza de la cornicabra y al ciprés.
Acabamos la noche con una grappa que enamoró a Paco.
Curiosamente, Cristiano y yo somos del Inter...




Las fotos son de Paco Ebri.

lunes, 12 de abril de 2010

Ophrys dianica



Desde que nuestro amigo Jan nos descubrió esta maravillosa orquídea, bajo uno de nuestros márgenes a la entrada de casa, no hago más que pensar en ella y en la singularidad de todas las plantas autóctonas y endémicas. En aquello que las hace tan diferentes y en muchísimos casos, desconocidas e infrautilizadas. Las jaras, los gladiolos, los geranios, todo aquello que se encuentra en nuestras montañas diánicas puede trasladarse a tu jardín, a tus macetas o directamente a tus bancales. Lástima no ser una abeja terrícola para poder polinizar con esta misteriosa y vulnerable especie entre las viñas.

miércoles, 7 de abril de 2010

La silla roja




Desde hace muchos años pinto sobre una silla roja. Aunque algunas veces me levanto cabreado, golpeo y escupo al lienzo y lo dejo caer al suelo goteando, el bastidor casi siempre permanece balanceándose sobre unos periódicos, encima de esa silla esmaltada en rojo, que hace muchos años pintó mi padre. Todo mi estudio gira en torno a esa silla; la luz, la paleta, los libros y el pequeño sofá donde leo y duermo.



Este autorretrato retrepado sobre mi butaca fue un homenaje que le dediqué a ese trozo de madera que parece salido de un cuadro de Van Gogh.
Está en casa de Eva y Jorge.