He encontrado un viñedo en la montaña, a los pies de un valle que acaba en el mar. Y he recordado este poema...
El valle de la inquietud
- Antes, un silencioso valle sonreía
Cuando la gente en él no moraba,
Pues habían partido hacia la guerra
Confiando su cuidado a las plácidas estrellas
Que vigilaban desde sus azules torres.
Velaban por aquellas flores,
Entre las cuales durante el día
Ponía el sol perezosamente su luz.
Ahora, cada visitante confesará
La triste intranquilidad del valle.
Todo existe allí sin movimiento,
Todo salvo los aires que cobija
La mágica soledad. ¡Ah, ningún viento
Aquellos árboles seculares agita!,
Estremecidos como los helados mares
En torno de las hébridas brumas!
¡Ah!, ningún viento anima aquellas nubes
Que cruzan el inquieto firmamento
Veloces, eternamente rumorosas,
Sobre las violetas que allí aparecen
A la mirada, en miríadas de tipos,
Sobre los lirios que se mecen
Y lloran sobre la tumba innominada.
Mecen, desde fuera de sí, fragante cáliz,
Eternos rocíos derramándose en gotas.
Lloran, de sus dulces dedos,
Lágrimas perennes que descienden en forma de gemas.
Edgar Allan Poe.