
Dejaré que sea él quién lo describa:
"Un viñedo plantado en un arenal hace setenta años. Recuerdo como Jose María nos contaba el por qué la filoxera no ha llegado a destruirla. Ahí sigue, a pie franco, tal y como la imaginó su abuelo. Seguramente por eso, porque lo interpreta mejor que ninguna, la monastrell que crece en ellos contiene un mensaje único. El vino que de ella se obtiene es pureza y carácter, caliza y sol, la noche fría y el monte bajo, el aroma de los pinos junto al mar. Este es un vino absolutamente coherente con su entorno, con una elegancia intemporal, elaborado por una persona que siente un profundo respeto por la viña"
