A principios de verano se llevó una amiga este paisaje hacia el Médoc.
Imagino que les debe extrañar nuestros bancales azules y luces tan intensas, la microparcelación de la tierra y la superposición de planos hasta el infinito, la sinuosa curva que traza el horizonte aproximando cada pedazo de tierra hasta hacerte sentir dentro de la misma, enterrado en ella.
Espero poder visitar a Diana pronto, pintar botellas y beber paisajes...
Querido Juan,
ResponderEliminarMuchas gracias por esta pequena dedicatoria. Tu pintura se siente muy bien en casa y por supuesto nos hace sentir bien a nosotros!
Me despido de ti, esperando que podais venir pronto, hay tantos paisajes y botellas aun desconocidas, esperando a ser pintados y bebidas por Juan Tarrega.
Diana