Sólo hubo una decisión importante en mi vida. Elegí el pincel y no la azada.
A veces siento que me equivoqué...

domingo, 3 de marzo de 2013

Mi madre


Mi madre también es pintora. Desastrada a la hora de trabajar, indisciplinada con las formas, radical con el dibujo y tremendamente sensible y delicada con el color. Retuerce y deforma tanto las líneas que parece imposible que vea así el paisaje, la naturaleza. En realidad, no creo que se fije demasiado ni que le importe. Su manera de pintar es la de una buscadora de pepitas de oro en una inmensidad de bancales interminables repletos de óxidos, amarillos y dorados.
No pinta cielos, prolonga las montañas y sustituye los márgenes por nubes que siguen siendo más ocres y tostados, a veces plomos o grises. Sepulta el aire y dinamita la tierra, la remueve como si labrase y nunca la siembra. Le basta la tierra sola. Ella es la fuerza.

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