"...Te daba una idea, como sucede con tales lugares, y por ello son tan apreciados, de cómo era el mundo antes de la llegada del hombre. El poder de la naturaleza es a veces muy tranquilizador, y aquel era un lugar que tranquilizaba, que te invitaba a interrumpir tus triviales pensamientos sin que, al mismo tiempo, te intimidara con recordatorios de lo breve que es la vida y la inmensidad de la nada. Era de una belleza a escala humana, sin el aspecto abrumador de lo sublime. Uno podía absorber la belleza sin sentirse empequeñecido o inundado de temor."
Philip Roth, La mancha humana.