Sólo hubo una decisión importante en mi vida. Elegí el pincel y no la azada.
A veces siento que me equivoqué...
A veces siento que me equivoqué...
lunes, 14 de junio de 2010
Sarmiento blanco sobre fondo oscuro
Un hombre delgado como un palo seco estiró un brazo de sarmiento blanco sobre fondo oscuro para llamar con ello la atención del compañero, que esperaba junto a él, a unos dedos de distancia inalcanzable, igual de enmarcado. Quería decirle un par de cosas de esas que se suelen dejar para mejor momento. Y se preguntaba por qué el descuido, el maltrato, y una indigestión de aguarrás habían rosado los trazos de la nube de fuego que difuminaba sus piernas. Se preguntaba a qué venía el fluorescente que todas las tardes, de seis a nueve (o de ocho a once según la estación) le quemaba sus ojitos y pechitos y cartílagos puntiagudos, sus arrugas de materia extraña y absurda. Se preguntaba...
Un texto de mi amigo Angel de hace tiempo. Me visitaba a menudo cuando tenía el otro estudio.
El cuadro está en casa de Toni.
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¡Ángel!, ¡cuánto talento!
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