Sólo hubo una decisión importante en mi vida. Elegí el pincel y no la azada.
A veces siento que me equivoqué...
A veces siento que me equivoqué...
miércoles, 18 de agosto de 2010
Gaja. Barbaresco 2000
Le habíamos prometido esta botella a nuestro amigo Paco desde que la probamos Gasparino y yo en su viejo restaurante. Volvimos a encontrar esas brumas ahumadas y neblinosas, regaliz, humus, ceniza gris... Tenia constantemente, más en el alma que en la cabeza, el cobalto matutino que debe ser el Piemonte a primera hora de la mañana, esa escarcha blanca sobre las uvas. Nuestros cuerpos acabaron la noche oliendo a esencia de violetas maceradas y sueños cumplidos.
Las fotos son de Paco.
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Preciosa noche. El Gaja, inalcanzable, sigue siendo el Rey de mis tintos. Pero ese momento en la playa con el Millesimé de Claude Cazals siempre permanecerá en mi memoria...
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