
Mi amigo José tenía una novia cuando estudiábamos que me quería mucho. Una vez me regaló un par de espátulas (me dijo que con eso pintaría mejor) que todavía conservo y que utilicé a rabiar durante un tiempo. Había una delgada como una raspa y flexible en extremo. Apretaba el color y la pasta hasta retorcerla y mezclarla velando los tonos, haciendo pequeñas grietas en un papel demasiado satinado y escurridizo. Con un pincel puntiagudo iba dibujando.

Esta noche ceno con dos queridos amigos y les voy a regalar dos de ellos...