Una perra apestosa, gran paridora, en algunas partes ya podrida, pero que en mi infancia lo era todo para mí, que me sigue fielmente a todas partes, a la que no puedo evitar pegar, pero ante la que yo mismo, temiendo su aliento, retrocedo paso a paso, y que sin embargo, si no tomo otra decisión, me acorralará en el rincón ya visible de la pared, para descomponerse allí del todo sobre mí y conmigo, hasta el final -¿es algo que me honra?-, con el pus y la carne llena de gusanos de su lengua junto a mi mano.
Un texto de Kafka del año 1917 titulado Una vida para celebrar mis 39 agostos...
Sólo hubo una decisión importante en mi vida. Elegí el pincel y no la azada.
A veces siento que me equivoqué...
A veces siento que me equivoqué...
lunes, 29 de agosto de 2011
martes, 23 de agosto de 2011
Giró blanc
Me encanta este giró de Toni Gelabert, uno de mis blancos del verano. Cálido, elegante, con una pulpa sonrosada que recordaba al mango ligeramente ahumado y dulce, melón flambeado sobre espuma de mantequilla. Un final algo amargo, redondo y clásico a la vez.
Al acabar Josefina apareció con un cava de Recaredo, otro de mis vinos...
J se ha vuelto a los Estados Juntos de América. Va por ella!
jueves, 11 de agosto de 2011
Perdices
Parece que no soy el único que ha descubierto el grado de madurez de la uva...
Mi padre acostumbraba a proteger con velas antipájaros algunas filas de la viña. Recuerdo hace unos años (cuando se instaló la familia de perdices que todavía merodea por aquí) tener que ir a rescatarlas, padre, madre y una considerable y escandalosa prole, de debajo de esa casi invisible trampa cuadriculada y verde. Desde entonces prefiero que coman todo lo que les dé la gana y no abandonen nunca mi viñedo.
La foto es de Laura.
jueves, 4 de agosto de 2011
El temblor
Llega un momento en el cuadro en el que las líneas parecen un continuo venir desde algún remoto lugar y dirigirse violentamente hasta encontrarse unas con otras, sin provocar ruido al chocar, sin levantar polvo, simplemente acoplándose entre si y trazando una especie de espirales que giran hasta la extenuación.
Los terrenos en pendiente abancalados, las viñas y los caminos, todo parece formar parte de ese temblor. De repente, es como si de un calambrazo empezara a fluir la tinta y a enredarse como una culebra lastimada salpicando de veneno en todas direcciones...
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