

Es la mejor definición que se puede aplicar a mis paisajes: interpretar la historia de nuestra pintura paisajística mediante una praxis que revive la cultura vitivinícola de La Marina. La composición del suelo desde el empaste, el clima mediante la luz y el ambiente, como aquello condiciona esa manera de vivir en la viña, las inclinaciones, horizontes, alturas, las flores, los insectos... Ese aspecto casi humano que se puede rastrear en algunos de mis lienzos, un espacio en el que se desarrolla la vida de cualquier viticultor.
Cuando alguien me pregunte qué tipo de pintura hago diré: "terroir-ismo".
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