La noche de amor duró lo que una mirada
o el guiño de las pestañas;
fue, como si me bebiese la noche en una copa,
y no dejase nada para las estrellas.
Un poema del "hijo de la lechera" del siglo XI.
Sólo hubo una decisión importante en mi vida. Elegí el pincel y no la azada.
A veces siento que me equivoqué...
A veces siento que me equivoqué...
miércoles, 28 de diciembre de 2011
domingo, 18 de diciembre de 2011
El azul y el "terroir"
Durante mucho tiempo he buscado que el azul emergiera de la tierra, que aflorara como una primavera acuosa tiznándolo todo de ese irreal betún. Curiosamente el color de la vida y el más alejado a la naturaleza. Para mí, el azul siempre ha sido el color de la destruccíon, o mejor, de lo acabado e irresoluble pero sin esa carga dramática que impone el rojo. Esas células incontroladas que todos llevamos dentro.
No me daba cuenta de que lo que en el terrroir se encuentra es la obra transformada de ese azul por las manos de un viticultor, la mezcla depositada convenientemente donde es más provechosa, la veladura ideal.
Debí mirar arriba...
No me daba cuenta de que lo que en el terrroir se encuentra es la obra transformada de ese azul por las manos de un viticultor, la mezcla depositada convenientemente donde es más provechosa, la veladura ideal.
Debí mirar arriba...
sábado, 10 de diciembre de 2011
"Paseando por Burdeos"
El viernes estuve "Paseando por Burdeos"...
La cata más alucinante que he asistido jamás:
El enópata nos dió una lección magistral de historia repleta de anécdotas extraordinarias que hicieron que los vinos alcanzaran una dimensión única.
Quiero agradecer desde aquí a Rebeca quererme tanto...
Al día siguiente salimos en los informativos.
La cata más alucinante que he asistido jamás:
El enópata nos dió una lección magistral de historia repleta de anécdotas extraordinarias que hicieron que los vinos alcanzaran una dimensión única.
Quiero agradecer desde aquí a Rebeca quererme tanto...
Al día siguiente salimos en los informativos.
miércoles, 7 de diciembre de 2011
El verde y el "terroir"
Los puñeteros pinos se están apoderando del maravilloso y tan peculiar color de nuestras montañas. Antes todo era amarillo, óxido, gris o rojo. Se veía por todas partes el esqueleto blanquecino de nuestro terroir. La inalterada tradición del cultivo de nuestros bancales podría haberse combinado con una nueva manera de entender la jardinería o bien un policultivo integrador que armonizara los molestos verdes con los habituados naranjas, los absurdos azules con los vertebradores grises...pero no ha sido así.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)