Me preguntaba una compañera esta mañana por el olor de la fermentación, si era agradable y se podía beber...
Después de haber probado el zumo antes de fermentar y al cuarto día de haberla iniciado se nota una gran diferencia. El olor del zumo era franco y directo, ácido y potente, sin embargo, cuando empiezan a trabajar las levaduras todo esto se convierte en una familia diferente mucho más amplia y compleja, concentrada en aromas amielados y de panadería. Se empieza a vislumbrar la potencia alcohólica y el amargor tan varietal del moscatel, pero todavía atrapado en una sedosa nube de repostería...
Esta entrada la dedico a dos vecinos de Berdica, una partida vecina a la nuestra, que han fallecido cumpliendo con ese sagrado privilegio que es elaborar vino.
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