Después de dos meses sin coger un pincel, lo primero que he hecho al entrar en el estudio ha sido restregar un trapo con fuerza por encima de uno de esos paisajes que se quedan inacabados en el caballete a la espera de ser retomado desde otra perspectiva...
Y me ha venido a la memoria un cuadro de hace unos meses llamado laberinto. Una empinada costera plagada de maleza donde lo único que se atisba es un laberíntico camino lácteo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario