Mi amigo Jordi es un tipo curioso. Su mirada acuosa y envolvente podría hacerte pensar que flota por encima de tus pensamientos, que apenas se detiene en ellos sin atravesarlos por una especie de vendaval autocrítico y a la vez universal. Un tipo fascinado por el vino que no parece deformado por su formación, espartano en el juicio y barroco en la forma. Un buen compañero de viaje...
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