El otro día subimos al forat. Era la primera vez para nuestro pequeño y subió sin despeinarse. Tiene esa edad en la que las vistas desde la montaña, las plantas del camino y las traicioneras pedreras importan mas bien poco. O nada. Lo divertido es subir, perderse, correr y respirar mas alto que nadie, no mirar atrás, no existe el pasado. No mirar arriba, no buscar el final. Nada acontece mas allá de tus pasos, y sólo los tienes a ellos...
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