El último desgarro en nuestras delicadas almas...
Una sublime botella de Fondillón Sacristía de 1944:
Resulta incomprensible el poco caso que se le hace a este tipo de vinos, sin duda, uno de los mejores que he probado en mi vida. La familia Poveda lo lleva elaborando décadas. Tradición, historia y viticultura ancestral en estado puro. Un vino clásico, difícil, no apto para esnobs, eterno, insondable y evocador...
Una verdadera delicia para los sentidos y un soberano desconocido en su propia patria. De verguenza histórica lo que pasa con este vino amigo. Para mí fue un coup de Coeur, un vino de esos que no se me olvidará nunca, por que ha quedado grabado a fuego en mi corazón. ;-)
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