El pequeño Víctor Batiste probando el grado de madurez del moscatel.
Este fue su primer racimo, parece que le encantó. Como los buenos catadores, se metió varios granos en la boca y los reventó a la vez...
Su veredicto (o lo que entendimos de su cara y sus gestos) fue: ¡Estas bolas no botan, no suenan, pero están buenas!
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