Una de las viñas más altas que he conocido...
Rodeada de pinos, enebros, amapolas, salvias y romeros. Es la última que queda en estas montañas, las demás se han arrancado o permanecen en el llano donde es más fácil mecanizarlas. Todavía puede distinguirse al rupestris de Lot en algún pie.
Rafael, el viticultor, me ha prometido unos cuantos kilos de uva para llenar una bota de 225 litros.
Siempre he sido un enamorado de la merseguera de ahí arriba...
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