Sólo hubo una decisión importante en mi vida. Elegí el pincel y no la azada.
A veces siento que me equivoqué...

miércoles, 25 de febrero de 2009

La Taca


"...Te daba una idea, como sucede con tales lugares, y por ello son tan apreciados, de cómo era el mundo antes de la llegada del hombre. El poder de la naturaleza es a veces muy tranquilizador, y aquel era un lugar que tranquilizaba, que te invitaba a interrumpir tus triviales pensamientos sin que, al mismo tiempo, te intimidara con recordatorios de lo breve que es la vida y la inmensidad de la nada. Era de una belleza a escala humana, sin el aspecto abrumador de lo sublime. Uno podía absorber la belleza sin sentirse empequeñecido o inundado de temor."
Philip Roth, La mancha humana.

martes, 17 de febrero de 2009

Barranc de l´Infern




Carne y hueso, es lo único que me viene a la cabeza cuando trabajo en un paisaje. Huesos grises y blancos que enmarcan y recubren como tendones la carne roja palpitante desparramada sobre la tela. Las nervaduras troqueladas que retienen y dan forma a los bancales corren y se impregnan de esa tierra roja precipitada de alguna montaña cercana. La carne aparece en desorden, como una herida cauterizada por donde todavía resbalan hilillos de sangre de tonos rubíes que terminan en densas lágrimas transparentes próximas al nitrato de plata. Arterias que cicatrizan al aire y se fijan como lava, casi por capricho, a mi suelo vertical.

martes, 10 de febrero de 2009

El rosa y el "terroir"


Pensaba que ese aspecto arcilloso de la tierra, a veces una costra laminar seca y perforada de nódulos de carbonatos, agrietada como un cristal y delgada como el azufre en polvo, era rosáceo debido a la floración de los almendros. En días de viento se ven volar y desvanecerse las flores blanco zinc, carmines y cadmios, hasta cubrir la geometría escalonada de los bancales. Brillan como abejas electrificadas aleteando mientras consumen su energía en un último vuelo.

Pensaba que ese zumbido insistente, esas líneas invisibles de sonido agudo y olor a orina, era producido por las flores de los almendros, flores rojas comidas por el sol.

Pero me equivocaba. Ese sabor a miel de la moscatel no era de la abeja, ese color rosa no era de las flores y ese aroma mineral no era una apropiación telúrica de la uva, densa y profunda por naturaleza. Y me ocurre que cuando abro una botella de algún moscatel mediterraneo, siciliano o malagueño, no puedo deshacerme de todo esto, de todo lo que no es el a.d.n. de la cepa.

Mi sobrino Mateo.

lunes, 2 de febrero de 2009

Tap




Muchas de las carnes, pieles, cráneos y apéndices que pinto están fuertemente influidos por la sensación efervescente y grumosa que ha ejercido en mí esta roca sedimentaria, mezcla de arcilla y carbonato cálcico, abundante en los declives erosionados de mis bancales. El Tap es una barrera impermeable al paso del agua y adquiere tonalidades grises, azules y amarillas en contacto con la luz del sol, el oxígeno o la humedad. Cuando estas rocas carbonatadas se descalcifican aparecen arcillas rojas, acumulándose al tiempo que se diluyen sobre brazos, piernas y cabezas a modo de polvo mineral.

Siendo pequeño, mientras desbrozaba el margen inferior de la viña, destapé un nido de lagarto con unos cuantos huevos. Se me ocurrió estrellar uno contra el suelo y para mi asombro, ¡rebotó! El segundo lo abrí delicadamente con un palo y extendí ese amasijo de escamas coloreadas y mohosas sobre una roca de Tap. Aquella asquerosa composición de rojo coágulo sobre un blanco hueso fue mi primera paleta de color.