Sólo hubo una decisión importante en mi vida. Elegí el pincel y no la azada.
A veces siento que me equivoqué...

lunes, 23 de diciembre de 2013

Montrachet


Una maravilla de trece años con una nariz joven, hermosa, tropical y venteada fue posándose poco a poco suavemente por todo el anticuario de Quino. Como una hoja seca que cae y se levanta a la deriva entre tallas y lienzos, urnas y cristales, como un espíritu alado entre blancas conchas rotas y papeles amarillos, desordenados. Conté, panecillos, ahumados, una armonía absoluta y un vino que se iba imponiendo, marcando a fuego en nuestras cabezas y corazones.
Todo parecía en orden. Todo estaba quieto. Una cosa después de la otra y detrás, tierra quemada. Lo arrastró todo, los quesos, el paisaje, el oporto... Nada fue, será, como antes.

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