Sólo hubo una decisión importante en mi vida. Elegí el pincel y no la azada.
A veces siento que me equivoqué...

martes, 9 de diciembre de 2014

L'estudi


Mi padre se pasaba el día en el estudi. Casi toda la mañana y parte de la tarde estaba allí, pintando, leyendo, escuchando música, recibiendo visitas.  Allí nos enseñó a pintar y a ver el mundo desde el estudio constante y meticuloso de todo lo que nos rodeaba hasta el disfrute de interminables horas de trabajo. Estaba repleto de cachivaches inútiles para el resto del mundo pero llenos de sentido para él y  por tanto, para nosotros. La mirada de un pintor siempre es diferente. Su trabajo es un continuo estudio.
Al morir, convertimos su viejo estudio en nuestra bodega, cegamos un par de ventanas, dimos algo de pendiente al suelo y ampliamos su negra y pesada puerta. La pintamos con pintura especial, paredes y suelo y metimos en ella estrujadora, prensa, depósitos y barricas. Sólo nos faltaba el nombre...
Y ocurrió que mientras lo pensábamos, la gente, los niños y nosotros mismos seguíamos llamando a la nueva y flamante bodega: l'estudi. Como si mi padre todavía estuviera allí. Pintando.
Y decidimos seguir utilizando ese nombre para nuestro vino tinto, l'estudi, en homenaje a mi padre, a su lugar de trabajo y a su manera de entender la vida como un estudio eterno...



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