Sólo hubo una decisión importante en mi vida. Elegí el pincel y no la azada.
A veces siento que me equivoqué...

lunes, 8 de noviembre de 2010

Meter la nariz...



Una vez al año (menos de lo que me recomienda mi nutricionista) metemos la nariz en el Duero y alrededores, oportos encabezados y nuevos douros buscando esquistos y pizarras imposibles. Vinos agrestes y cálidos, profundos e intensos. Mi madre echaba mano de ellos cuando no le quedaba jerez para cocinar el pollo. Siempre he tenido estos vinos en la nariz de mi memoria, me encanta inclinar cuarenta y cinco grados la copa y recordar la carne blanca de mi madre cocinando, con una botella de Oporto cerca...




La noche, como casi todas, fue en el restauramnte de Gasparino con toda la banda.
Las fotos son de Paco.

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